El jardín de Juana prospera sorprendentemente en el cull de sac de la calle Cáceres. Allí, entre bloques duros y altos que minimizan la incidencia del sol, se disponen luminosamente cuidadas plantas de interior apoyadas en el suelo y colgadas sobre sus ventanas. De esta forma filtra Juana las miradas, pero sobre todo proyecta un paisaje desde su interior, transformando la sórdida calle en un exótico jardín o, si cabe, en un recuerdo del bucólico Arahal de su infancia.
Curiosamente, muchas de las plantas que utiliza Juana aparecen en el estudio “Clean Air Study”, realizado en 1989 por la NASA para investigar como depurar el aire de las estaciones espaciales mediante el uso de plantas de interior que absorben agentes tóxicos como el benceno, el formaldehido o el tricloroetileno, mejorando la composición del aire en su interior.
De esta manera, el jardín de Juana es un buen ejemplo de como utilizar estrategias basadas en la naturaleza para mejorar nuestras atmósferas interiores y también los espacios intermedios de la ciudad.